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El pintor y su jardín, Claude Monet

Por Fernando Mosin periodista y productor de radio.

Oscar-Claude Monet nació en París el 14 de noviembre de 1840, más precisamente en el 5to piso del número 45 de la Rue Laffitte, cercano a la colina de Montmartre. Al poco tiempo se muda junto a su familia a El Havre, en Normandía.

Claude Monet

Luego de obtener cierto reconocimiento por las caricaturas que realiza de sus profesores, compañeros y de algunas personalidades de la cultura o la política, el aún adolescente pintor conoce a Eugéne Boudin en 1856 y así comienza a interesarse por la pintura al aire libre o pintura en plein air. Monet aplicará los consejos de su mentor con tanto éxito que en 1858 participa de la exposición de arte de El Havre con Vue prise à Rouelles.

Tras la muerte de su madre en 1857, Monet se acerca a su tía, Marie-Jeanne Lecadre, pintora aficionada y gran entusiasta del arte que tendrá un papel fundamental en la historia del joven artista.

Ya decidido a vivir de la pintura, Claude se dirige a Paris en mayo de 1859 para comenzar sus estudios en la Académie Suisse. Sin embargo, un llamado a las filas del ejército francés en 1861 interrumpe por un tiempo los planes del pintor. Es en este momento cuando la figura de su tía toma una relevancia superlativa ya que ella pagará para librarlo del servicio militar y a su vuelta Monet ingresa en el célebre estudio del pintor Charles Gleyre.

A partir de 1863 Monet viaja -a veces en solitario y otras veces en compañía de sus amigos Alfred Sisley, Pierre-Auguste Renoir, Camille Pissarro y Frédéric Bazille- en numerosas oportunidades al bosque de Fontainebleau. Esos viajes tenían como objetivo pintar la naturaleza en directo.

Podría seguir haciendo, querido lector, una cronología detallada de la biografía del buen Claude y hablarle de su estadía en Londres escapando del llamado a la Primera Gran Guerra, de su temporada en Holanda o Italia, e incluso del comienzo formal del Impresionismo pero, como el título lo dice, la idea de este texto es hablar sobre los hermosos jardines de Monet.

Para eso, iremos a Giverny, un pequeño pueblo de las afueras de París donde se encuentra la finca con la casa y los jardines en los cuales Monet pasó los últimos 43 años de su vida.

Los jardines están divididos en dos partes ya que originariamente pertenecían a dos terrenos distintos. La primera parte es un jardín de flores delante de la casa que se llama Le Clos Normand y la segunda es un jardín de agua con inspiración japonesa y que será cuna de los famosos nenúfares.

Le Clos Normand, que en principio era un terreno de abetos, se convierte a pedido de Monet en un jardín florido, repleto de colores, perspectivas y texturas. Se mezclan las margaritas con los rosales, las amapolas con las capuchinas y algún que otro árbol frutal.

La segunda parte, el jardín de agua, comienza a tomar forma cuando el pintor adquiere el terreno vecino a su propiedad y manda a excavar un pequeño estanque. Tras algunos reparos de sus vecinos, en una carta a la autoridad del lugar, Monet explica su idea de la siguiente manera:

«Se trata únicamente de algo para el recreo y el placer de los ojos, y también para tener modelos para pintar; no cultivo más que plantas como nenúfares, juncos, lirios de diferentes variedades que crecen espontáneamente a lo largo de nuestros ríos, y nunca podrán envenenar las aguas».

Al ser coleccionista de estampas japonesas, Monet manda a construir el famoso puente japonés que pintará en 45 oportunidades y que cubrirá de glicinas. Dentro de esta parte del jardín también se pueden encontrar bambúes, sauces llorones y sobre todo, los famosos nenúfares que florecen en el verano europeo.

En alguna oportunidad el pintor le confesaría a un amigo: “Todo mi dinero se va detrás de mi jardín. Estoy maravillado”.

Con la muerte del pintor en 1926, la casa y sus jardines comienzan un derrotero de deterioro que incluye vidrios destruidos por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, madera podrida y abandono. Por fortuna, a fines de la década del 70 comienza una restauración que llevará nuevamente a la casa y sus jardines a su época de esplendor.

Hoy en día existen visitas guiadas a la finca para admirar cómo vivía el pintor junto a su familia y para pasear por los extraordinarios jardines que harán sentir por un instante al visitante dentro de una pintura impresionista del genial Oscar-Claude Monet.

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